Si bien nuestra profesión sigue siendo en una gran parte un proceso artesanal, en el que las máquinas aún no pueden sustituir a las personas, también es cierto que la
evolución de los materiales y la tecnología ha permitido mejorar la calidad de los productos y acelerar los procesos de producción.
La física, la química, la ingeniería genética, la ingeniería industrial, la informática, la mecánica. Son algunas de las especialidades que inciden directamente en los
distintos procesos de producción de los que depende nuestro sector.
La aplicación de la ingeniería genética, la física y la química, son fundamentales para desarrollar muchos de los productos que utilizamos en la tapicería. Desde los
campos de cultivo donde se plantan los arboles que se destinarán a la producción de madera para fabricar mobiliario, donde la ingeniería genética y la química
inciden directamente para acelerar el proceso de crecimiento y la pureza de la madera. La fabricación de distintos tipos de poliuretanos, espumas técnicas y fibras,
la elaboración de distintos tipos de colas y barnices sería totalmente imposible sin ellos.
La evolución de las materias primas nos ha permitido mejorar la calidad y el confort de nuestros productos.
Hoy podemos adaptar el confort de un sofá al gusto de un cliente, pudiendo dar distintos grados de dureza y de suavidad a los cojines, con intervalos de 5 kg de presión
y de 5 mm de arrope. Tenemos los materiales ignífugos y poco contaminantes o biodegradables, tejidos en los que no penetran los líquidos y resistentes a los rayos ultravioleta, con gran resistencia a la fricción (hasta más de 200.000 ciclos), hilos de gran calidad y resistencia, hilos técnicos que se expanden y sellan la costura, maderas precompuestas de gran dureza y ligeras que nos permiten aplicaciones inimaginables en las estructuras de los muebles tapizados. Solo tenemos que echar la vista un poco atrás y recordar los sofás que tenían nuestros abuelos en sus casas, con cojines de lana o plumas, con estructuras totalmente pesadas, la mayoría de ellos con muelles y con tejidos plásticos o aterciopelados.
La informática y la mecánica, aplicadas a nuestros procesos de producción, nos permiten tener maquinas de coser de alta precisión que nos realizan multitud de terminaciones de costura, de gruesos de hilo, de puntadas.
Máquinas de corte que nos permiten cortar hasta 30 piezas de tela de una sola vez con una precisión magistral. Máquinas de rellenar cojines, de cortar los bloques
de espuma con formas.
Todos estos procesos se realizaban de forma manual hasta hace algunos años, lo que encarecía los costes de producción y ralentizaba la misma.
Como conclusión, diremos que la tecnología aplicada lógicamente sobre los procesos de producción y en su justa medida, economiza los costes y aumenta la producción.

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